viernes, 30 de enero de 2015

TERTULIAS DE POETAS 2






José de Cádiz


Me gusta asistir a los encuentros de poetas, también a las ferias del libro en el DF.  Siempre aprendo algo por mínimo que sea.  El cuento es un género literario apasionante, lo que escribimos la mayoría de autores noveles.  Consta de inicio, nudo, y desenlace.  Generalmente, es breve, o con un final imprevisto, pero hay quien escribe cuentos extensos de varias cuartillas.  Es muy diferente a la novela, un mundo de personajes y situaciones que se entremezclan y cruzan, teniendo su propio espacio de acción.



A los aficionados a las letras nos gusta socializar, conversar, conocer gente. Como tenemos gustos similares nos atraemos y comulgamos. Se escribe por diferentes motivos, por soledad, para escapar del infortunio, por frustración, o porque tenemos algo que decirle al mundo.  La pluma es una excelente compañía, con ella podemos hacer catarsis, crear un espacio íntimo, mágico, a veces hasta sobrenatural.  Todo es posible con la imaginación y fantasía.

"La pluma es más fuerte que la espada"



  LA TERTULIA


Después de leer nuestros cuentos iniciamos una plática interesante sobre diversos temas.  Nos presentamos:

“Hola soy Pedro”,  me dijo aquel muchacho escudriñándome directamente a los ojos.  Un joven médico de 24 años y tiene un aspecto despreocupado y una conversación inteligente.  Todos tomamos con moderación, pero él se las destapa más seguido.  No le importa lo que piensen los demás, él es dueño de sus actos, y también de su persona.  En algún momento opina: “dicen que beber es suicidarse lentamente, y yo no tengo prisa”.  Demuestra sagacidad  y  monopoliza la conversación.  Escribe cuentos y algunos poemas.




Tiene madera de narrador pero anda mal en ortografía como casi todos los novatos.  Supongo que los médicos pueden escribir textos sobre anatomía y epidemias.   Pedro sabe disertar sobre mecánica cuántica, física nuclear, y política.  Y luego afirma socarronamente que sólo había leído una frase en algún pasquín.  Es simpático, así que lo dejamos platicar a gusto, que se explaye, que nos ilustre. 

De pronto, parece que lo invade la nostalgia y entonces da la impresión de llevar una gran pena.  Tal vez es demasiado sensitivo como todos los poetas.  Se ve cordial y sincero, me pregunta, -¿así que Ud. escribió “Los huevos más bellos del mundo?”, le contesté que sí, mientras Javier comenta con sarcasmo: “Es el cuento que todos esperaban”.  Gulp!, y pensar que no lo traje pues no considere pertinente leerlo aquí.  Una apología de cierta parte de la anatomía,  injustamente olvidada, y peor tratada.  Les dije a manera de disculpa-: mejor lo subo a la red y luego lo leen. No les quedó otra que asentir.  Enseguida leo otro cuento, "Corazón de Baby", espero que les haya gustado.

Tania, a ella la conocí en un encuentro de cuenteros en Coyoacán.  Ya nos habíamos comunicado y hasta le hice una entrevista, “Bailando en medio de la confusión”.  Es una chica simpática, sociable, escribe sobre cuestiones psicológicas y tiene una pluma con chispa. Me ha invitado a otras reuniones pero no he podido asistir.  Conformó lo que podríamos denominar una pandilla de cuenteros.   Puros cuates de la banda.

Es la candela del grupo y tiene madera de lideresa pachanguera.  Se lleva bien con todos, pero a veces se mira un poco taciturna, como si anduviera en busca de la felicidad y no la encontrara.   Bueno, se trata de una narradora y es comprensible su actitud.  Te refrendo mi amistad querida Tania.  Sigue siendo la animación del grupo.  Un fuerte abrazo.

Moctezuma,  es un muchacho que parece extravertido en los foros.   En esta reunión se comunicó con todos, pero casi no platicó conmigo, se limitó a observarme.  Seguramente ha leído mis controversias en los foros y se pregunta si así soy de belicoso. Tiene un porte tranquilo y sus ojos vagan como al infinito.   Tal vez añorando un pasado histórico que ya no existe, pero que él está seguro regresará algún día.

Es un fiel representante de nuestra raza azteca.  Su actitud denota nobleza y ecuanimidad.   Seguro que a su lado adquieren serenidad hasta los tigres y los energúmenos.  Toma con moderación, pero aunque muy reservado, se quedó hasta el final de la reunión.  Pertenece al tipo de personas que tenemos la impresión ya las conocimos en otra vida anterior.  Es una lástima que no escriba con regularidad.  ¿Nos volveremos a encontrar algún día?  Espero que sí.  Mientras tanto desde aquí te digo, ¡salud!




Rodrigo H. Vera, cuando lo conocí en Coyoacán parecía un gatito inofensivo.  Hoy que lo volví a encontrar parece un tigre defendiendo sus ideas.  Se ve que las hormonas y el ego han hecho su efecto.  Es el más joven del grupo -18 años- y tiene aspecto de intelectual precoz con sus pequeñas gafas.  Escribe sobre Viajes a Plutón y esas cosas.  No, no es un aficionado a las drogas, simplemente tiene mucha imaginación.  Es demasiado inteligente para tener vicios tan corrientes. 

Se bebe, eso sí, con mucho placer las cervezas, se diría que nadie las disfruta tanto como él.  Juan Carlos nos invitó a pasar a la mesa a comer unos bocadillos.  Rodrigo se comió varios "hot dogs" que nos ofreció el anfitrión.   Lo interesante fue cuando empezó la discusión sobre Carlos Cuauhtémoc Sánchez.  Ahí sí ardió Troya.  La mayoría lo defenestró y opinó que era un pésimo escritor.  Yo repliqué que un mal autor nunca tiene tantos lectores.  “Sólo hace una recopilación de filosofías orientales”, expresó Rodrigo. Agumenté que era el escritor con más proyección en la actualidad.  Sus novelas se venden como pan caliente


¿Que hay de malo que un escritor tenga tanto tanto éxito? O que hable en sus novelas de problemas de adicción, actuales, juveniles.   Bueno o malo, es un escritor muy leído por miles de seguidores.  Pero Rodrigo repite lo que afirman sus detractores: “ese autor no sirve, es malo, no lo lean”.   Creo que debemos ser críticos imparciales y objetivos.  Hay mucho que aprender de un escritor que tiene tantos Best-sellers.   Te refrendo mis simpatías joven Rodrigo,  pequeño gran travieso de las letras, aunque no te simpatice este autor.  Tienes Rodrigo un futuro por delante como escritor.  Talento y personalidad te sobran.



Ana Rocío, tiene un nick muy curioso “asesina serial”.   Afirma en sus cuentos: “Toluca me queda chica”, y se va de juerga al DF a convivir con los cuenteros.  La vi muy acaramelada con su amigo Florentino.  Ella no llevó cuentos a la reunión, ¿para qué? Si ella no iba precisamente a leer, sino a seleccionar pacientemente su próxima víctima.

Me intimidó con su mirada cuando le pregunté: ¿Así que tú eres la "asesina serial"? Me contestó: “Si wey y a ti qué te importa”.  Pensé que si no sería la famosa “mata viejitas” de la capital.  Pero no, ella no tiene aspecto de ser una asesina común, sino más cerebral, más sofisticada.  ¿Será prima o hermana de "Landrú" o “Jack el destripador"?  Por momentos el ambiente se torna tenso, no era para menos, de un momento a otro alguien podía perecer.




Me quebré la cabeza pensando si prefería armas punzo cortantes o quizá una metralleta.  ¿Y qué tal si opta por los envenenamientos colectivos? ¡Dios mío! Y yo aquí bebiendo cervezas tan despreocupado.  Me aterroricé cuando la vi empinándose una cerveza, y pensé: ¿a quién se le ocurre darle de beber a una asesina?

Después la vi tomándose fotos muy tranquilita y sonriente. El alma me volvió al cuerpo cuando se despidió de mí con un beso, y no, en ningún momento intentó asesinar a nadie, se dedicó a conversar muy amable con los asistentes. Pero no hay que confiarse mucho, tal vez le caímos bien, y decidió refrenar sus impulsos homicidas para mejor ocasión.  La saludo con afecto, y prefiero tenerla como amiga.  Un gustazo conocerte.




Josué,  a él lo conocí en otra tertulia en el “Mesón del buen tunar”, por Coyoacán.  Llevaba una gorrita de pachuco y me senté frente a él al otro extremo de la mesa.   Tiene una mirada penetrante y te  ve como si quisiera perforarte el alma. Tal parece que puede ver el interior de los demás.  Posee una simpatía cálida y se adivina en él una gran fuerza.  Escribe poesías con un estilo muy peculiar, aunque sus letras son góticas, un tanto cósmicas.

Son interesantes sus cuentos sobre filosofía mexica.  Tiene uno que se llama: “la casa de las estrellas”.   Parece un reencarnado azteca que ha venido al mundo con una misión, preparar el camino para la llegada del quinto Sol.   Leí su poema, “Y es que soy muy pobre”, me parece que la pobreza no es un estigma sino un impulso para crecer, un acicate para alcanzar nuestros sueños.

Obviamente, no son vivencias personales sino hondas reflexiones. Evidentemente,  le gusta socializar porque asiste regularmente a las reuniones.  Aunque le falta disciplina al escribir como a casi todos los presentes.  Me caíste bien camarada, aunque no te simpatice Carlos Cuauhtémoc Sánchez.  Es muy respetable tu opinión.  En hora buena.




Angélica Santos,  Tiene unos ojos preciosos, expresivos, ojalá con ellos pudiera conquistar un premio que la motivara a escribir más seguido.   La conocí en otra reunión en Samborns de Coyoacán, me dice: “lo estaba esperando para tomarnos una copa”.  Resulta que a través de un foro habíamos hecho un pacto para llegar antes que todos y echarnos un brindis.  Todo en plan de amigos y sana diversión.   No pude llegar temprano pero nos echamos el brindis, mi mayor gusto fue conocerla.  Platicamos largo rato, es extravertida la chica.  “Leo mucho en mi trabajo”, me comenta.

Es una lástima que escriba a cuentagotas porque lo hace muy bien.  Esta vez no trajo sus cuentos y prefirió escuchar pacientemente a los demás.  Conversa, fuma, saluda, y luego se toma infinidad de fotos.  En su página se aleja y deja de escribir largo tiempo pero luego retorna prometiendo asistir a las reuniones.   La noto un poco confundida, pero le encanta divertirse, convivir. En sus textos afirma haber perdido un gran amor.




Tal vez solo sea una cuestión moral.  Si un tipo la hace sufrir no debe permitirlo.  Porque el amor es grata compañía, espacio compartido, disfrutar a la otra persona aquí y ahora.  Llore, grite, de pataditas en el suelo, y búsquese otro.  Ud. se lo merece porque es demasiado guapa para permitir que cualquier muchacho la haga sufrir. Te refrendo mi amistad querida Angélica.  Que te recuperes pronto.  Un tierno abrazo.

Florentino,  lo conocí en una página de cuentos hace varios años.   Se expresa con propiedad y tiene conocimientos sobre arte, pintura, cine.   Sus comentarios en los foros dejaban un  grato sabor.  Como crítico es incisivo y despiadado.  Fue de los primeros en llegar  a la reunión.  Hace un tiempo discutió conmigo porque escribí un texto sobre la vida de Lupe Vélez. 

Me criticó el hecho de haberla elogiado como una gran estrella de cine, “¿por qué no elogias a Carmen Miranda?”, observó,  “Lupe Vélez se hizo famosa por tener muchos amantes”.  Florentino, ha destacado por sus comentarios mordaces y una actitud propositiva.  Es una lástima que se haya alejado de los foros porque es analítico y divertido.  En esta reunión se negó a proporcionar su nombre: “yo no escribo, y nadie me conoce aquí”. Pero yo ya conocía su nombre a través de la red.  Me gusta polemizar pero nunca guardo rencor a mis contrincantes porque me ayudan a ubicarme y mirarme en perspectiva.




En la reunión platicó, bebió, y se tomó varias fotos.  Más tarde se despidió gentilmente.  A otro día nos volvimos a encontrar en el zócalo como si México fuera una plazita de pueblo. Yo caminaba detrás de la catedral en busca de un restaurante que saciara mi apetito.  Y ahí estaba Florentino precisamente, almorzando.  Ahí sí decidió identificarse conmigo: “¿Se acuerda de mí? Nos conocimos en una discusión en los cuentos.net”.   -¡Claro que me acuerdo!, le dije, si eres el mismo que me “destrozó” en mi foro.  Nunca pensé encontrarte aquí. -Bueno, ¿a qué te dedicas?

“Salgo dentro de dos horas a Nueva York, ahí radico, me dedico a la pintura", explicó con una sonrisa.  Más tarde llegó otro colega suyo que también pinta.  La plática se hizo más interesante y sabrosa.  Dos pintores con talento y un poeta aventurero.  No estaba mal pero Florentino se tuvo que ir para tomar el vuelo a Nueva York.

Javier,  un señor que yo no conocía pero llegó con su esposa a la reunión.  La señora se mostró ausente como si algo le molestara. Javier, escribe en una página literaria llamada: Ficticia.com.  Dice que también modera el foro "La marina".   “Ahí talleréo cuentos cortos”, comenta.  La mayoría de nosotros ya conocemos esa página y es también una editorial.

Es un conversador nato, centrado, amante de la polémica.  Es también detractor de Carlos Cuauhtémoc Sánchez.  “Para qué escribir una serie de recomendaciones que nadie sigue”.  A partir de eso leí sus cuentos y me gustó su estilo ameno.  Mantuvo una conversación de altura, bebió con moderación, y disertó sobre los clásicos.   Adoptó una actitud condescendiente con todos los muchachos.

Me cayó bien, a una hora pertinente se despidió.  Le expresé-: Me gustaría participar en su taller.  Contestó: “me dará gusto verlo por ahí”.

Su esposa, de quien nunca supe el nombre, explica Javier que ella también escribe: “novelas, pero no publica en Internet”, advierte.  Claro, porque aquí estamos los puros novatos.  La señora es bonita, gentil, observadora, debe ser una profesional de la pluma.  Sonríe al despedirse.





Juan Carlos,  Fue el anfitrión del evento y es carácter apacible muy parecido al de un clérigo.  Dice que tiene cara de delincuente pero yo le digo que se parece a un cura de mi pueblo.  Nada más le ponemos la sotana, la gorrita, y asunto concluido.  Es aficionado a la fotografía y comenta que trabaja en un diario capitalino.

Hospitalario, condescendiente, sus fotos deben ser de antología.  Tiene un blog en la red y debimos pedirle la dirección.  Anduvo repartiendo cervezas pero él solo tomó una agüita colorada muy parecida a la granadina.  Eso sí le gusta captar y sorprender a los demás como buen paparazzi.  Pensé que tal vez pertenece a  Alcohólicos  Anónimos, o en el mejor de los casos a una comunidad religiosa.  De cualquier manera lo felicito, no necesita cervezas para pasársela a gusto.

Nos presentó a su hijo, un niño gracioso de dos años.  Se parece a Juan Carlos pero el niño es mucho más bello.  Lo visten con elegancia y su madre está orgullosa de el.  Tiene razón porque el pequeño tiene algo especial en los ojos.  Por cierto la señora anduvo atendiendo a todos hasta bien entrada la noche.  “No gustan una botanita”, o “¿le guardo sus papeles?”.

Su hogar es un dechado de armonía y buen gusto.  La casa es de dos plantas pero bien distribuidas.   El papá es sumamente cariñoso con su hijo.  “Salgo de trabajar y me vengo pronto porque mi niño todo el día  pregunta, papi, papi”.  Es un buen hombre y su esposa una maravillosa mujer.  El niño se despidió para subir a dormir y su madre le agitaba las manitas. 

La señora tiene dos poemas en su página.  Me gusta la descripción que hace del centro histórico, lugar donde vivió.  El poema que le dedica a su retoño es emotivo.  Aquí les dejo un fragmento: “Por ti mi gran amor, mi pequeño, mi gigante, mi locura, mi delirio, mi mejor rama de olivo, mi añoranza más presente, mi pirata de la luz de la mañana, para ti cariño mío, mi pequeño gran gigante.  Creo que cualquier comentario sale sobrando.

Rubén y Frank: Llegaron tarde, pero llegaron.

Frank, es otro joven médico mal valorado por la sociedad.  Llegó expectante y ecuánime a la tertulia.  Más tarde andaba haciendo maromas con los asistentes porque las fotos no mienten.  Es una persona amable, bastante expresiva.  Habla como si fuera Confucio  o un científico  de la antigüedad.  Es el que más platicó conmigo, nos identificamos plenamente conversando.

“En Chiapas la gente no valora a los médicos, nos tratan muy mal”, explica.  Al final nos quedamos los más “sociables” y conversadores.  Nos agarramos un mano a mano con Pedro, Frank, y un servidor. Juan Carlos, la hizo de referí porque estuvimos a punto de agarrarnos a trompadas  –es broma-.  Cada uno tratando de imponer sus puntos de vista.

Rubén,  llegó al final saludando a todos y se tomó un millón de fotos.  No lo vi tomar cervezas, solo fumaba y saludaba con displicencia.  No se integró a la tertulia sobre autores y es de los más recurrentes a las reuniones.  Tiene un aire sosegado y una mirada como de sabueso.  Es de Tampico.  En un cuento lamenta tener 30 años y comportarse como un niño: “hoy estoy mejor que nunca”, afirma.  Es un soñador nato porque sus ojos vagan hacia la forma y belleza.

Escribe: "añoro la provincia, el mar de Tampico, pero tengo la esperanza de convertirme en un literato famoso en México, DF".   Con un golpe de suerte chance y se convierta en un escritor de Best-sellers.  No sé si escriba con regularidad que buena falta le hace.  En algún momento se despidió con su vestuario a la Sherlok Holm.  Un gustazo saludarte.  Nos vemos en la próxima reunión.





Es la una de la mañana y aún no me voy a dormir al hotel.  Ni parece que sea yo abstemio, no me gusta desvelarme porque se marchita la piel.   Juan Carlos me dice: “puedes quedarte hasta el amanecer”, o “te puedo pedir un taxi desde aquí”.  Siento sueño pero muy a gusto con la charla.  Me dolía la boca y los oídos me zumbaban  -Tengo que descansar un rato, le dije a Frank.

Afuera se encuentran Tania, Juan Carlos, Pedro, Moctezuma.  Alguien pidió un taxi por teléfono que me llevara al centro.  Llegó el servicio y me tuve que despedir, se quedaron varios compañeros.   Fue un placer conocerlos.

Al otro día dormí hasta las diez, me bañé, salí a comer, y me encontré a Florentino como ya les expliqué.  Luego me dirigí a la Alameda, me senté junto a una fuente.  Fui a Garibaldi, Tepito, Bellas artes.   Entré a un museo.

Se hicieron las 5 y me dirigí al Teatro Blanquita, no hay cola.  Al salir cené opíparamente y me encaminé rumbo a la Central de Autobuses del Sur.  Ya no tengo prisa y quiero dormir-:Por favor, deme un asiento donde no haya tele, le dije a la operadora.  “¿Le parece bien el número once?” Subo al autobús y en el camino me duermo tranquilamente como un bebé. 

     
    



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